
Varios años después de que el electricista Gary Smith se topase con el cadáver de Kurt Cobain en su casa de Seattle, el fantasma del rockero vuelve a acechar a su viuda, la alocada Courtney Love. Un nuevo libro de los periodistas Ian Halperlin y Max Wallace, “amor y muerte: el asesinato de Kurt Cobain”, asegura que la estrella de Nirvana no se suicidió a los 27 años con una triple dosis letal de heroína pura y un certero disparo, sino que alguien lo hizo por él y encubrió el crimen.
Ambos periodistas han accedido al informe forense, que dice que dispararse con una pistola con la heroína que llevaba encima era “científicamente imposible”. Y lanzan todas las miradas hacia una despechada Courtney Love, conocedora de que su marido iba a divorciarse de ella y temerosa de perderlo todo. También ven raro que en la pistola no hubiera huellas, ni siquiera las de Kurt Cobain (alguien se encargó de limpiarlas), y mantienen que la nota “suicida” la escribió otra mano, no la de Kurt.

A Courtney Love no le gustó que la marca de calzado Dr. Martens usara la imagen de su fallecido marido para una campaña publicitaria pero en cambio parece no tener reparos en que la imagen de Kurt Cobain aparezca en fiambreras, llaveros, una botella de licor o que incluso se haga un muñeco de juguete (lo que los anglosajones llaman 'action figure') caracterizado tal como aparecía en el vídeo de "Smells Like Teen Spirit".
